Durante éstos últimos días estuve llevando una vida tranquila y generalmente feliz. El trabajo va muy bien; en los mejores momentos me toca en el stand de Aerolíneas, donde paso las cinco horas casi completamente sola en la desierta Terminal, escuchando Mt. Desolation y Keane en youtube, sumida en una maravillosa soledad, o quizás leyendo un poco el libro de turno (ver libros aquí).
Sin embargo, anoche pasó algo que alteró todo, pero de la mejor manera posible.
Era casi medianoche, yo estaba bastante concentrada en la computadora, haciendo la lectura ocasional de un fic, cuando siento ruidos desde el living. Es bastante normal escuchar ruidos desde esa dirección: mis viejos se acuestan alrededor de las doce, siempre se quedan mirando la televisión y demás. Sin embargo, era el ruido de la puerta. Ruidos de voces.
Mi primer pensamiento fue Ok, cagamos, nos están afanando. Cuando noté que era la voz de mi hermano, me tranquilicé, aunque me pareció raro y volví un segundo a lo que me tenía ocupada para poder terminarlo antes de ir a saludar.
Pero entonces esas voces transmutaron en gritos. Y, más curiosa que alarmada, fui a ver que pasaba.
Se estaban abrazando los cuatro: mis viejos, mi hermano y mi cuñada. Mi mamá subía bastante el tono de voz. Entre los chillidos y el jolgorio, logro distinguir las siguientes palabras: ¡Laura, Romina está embarazada!
Creo que no vale la pena que entre en los detalles de los momentos iniciales de emoción en que todo fue una confusión gigante, mi mamá agarró el teléfono y empezó a llamar a medio mundo (creo que el único que no sabe nada a éstas alturas es Arnaldo, el chico del locutorio de acá a cuatro cuadras), mi papá lloraba, Gonzalo comía Leber Wurst, Romina contaba lo que le dijo el médico y yo me tapaba la boca con la mano en gesto de incredulidad. Fue algo rapidísimo, tan fugaz que cuando me desperté ésta mañana no estaba segura de si lo había soñado o no.
Éste bebé, que va a nacer en algún momento del mes de abril, va a ser mi primer sobrino o mi primera sobrina (Mamá, Romi y yo estamos seguras de que es una nena. Gonzalo y papá dicen que es varón). O sea… es irreal en el sentido de que siempre hubo un momento en que pensé el día que Gonzalo/Fernando tengan hijos… pero nunca pensé el día en que yo sea tía.
Anoche me costó dormir. Me puse a pensar que en unos meses vamos a tener una personita totalmente nueva en nuestras vidas, en nuestra familia. Pienso en lo raro que es no saber quién o cómo va a ser. Nunca tuve una experiencia de verdad con bebés, nunca los vi hablar por primera vez, aprender a caminar, aprendiendo a andar en bicicleta. Conocí personas completas. Nunca las vi en pleno estadio de desarrollo. Es algo que se me antoja rarísimo. Maravilloso.
Todavía estoy un poco incrédula en todo éste asunto. No sé bien cómo describirlo. Es probable que termine éste posteo y me de cuenta que es un desastre. Pero no me importa. Porque estoy emocionada, estoy totalmente perdida en fantasías de cómo va a ser ese bebé, como se va a sentir tenerlo entre nosotros. Y la verdad, no sé si voy a poder aguantar los próximos siete meses.
¿Suena patético que, esta mañana, me haya puesto a pensar en canciones que cantarle para que se vaya a dormir? Encontré que A Heart To Hold You muy suavecita es tan adecuada como una canción de cuna. ¿Es patético que haya pasado gran parte de mi tarde en el trabajo mirando en Mercado Libre cosas que comprarle?
¿Es patético que esté insoportablemente feliz?
L.-
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