Éste es mi segundo día viviendo sola, nuevamente, pero esta vez no le estoy cuidando el departamento a nadie: estoy en mi propia casa. Estar en Monte Grande no es ni remotamente igual a estar en Caballito, y definitivamente el entretenimiento es muchísimo más escaso. Aunque, debo agregar, los quilombos son mayores.
Por ejemplo, como tengo una casa grande, y tengo también un parque grande con mucho pasto, pileta, y demáses, mis cuatro perros van y vienen constantemente, felices de tener todo el espacio. Sin embargo, hoy llovió. Lo que quiere decir que estuve todo el día corriendo atrás de ellos, secándoles las patas para que no ensuciaran el piso que con tanto esmero limpié ésta mañana, chillándoles para que no se suban a los sillones, rogándoles que no se hicieran pis adentro, imposibilitados como estaban de salir al aire libre.
Pero a pesar de que hay factores que molesta, la soledad y la independencia resultan simplemente magníficas. Ésta mañana me levanté (antes de lo que hubiera deseado porque los perros lloraban), me puse un jogging y una remera cómoda, salí a comprar el diario y a buscar algo para desayunar a la panadería. Volví a casa, caminando bajo la lluvia, me hice un café, desplegué el diario sobre la mesa y lo leí apaciblemente mientras mordisqueaba bizcochitos de grasa. Una vez que terminé de revisar los clasificados, puse música de fondo y le pegué una limpiada a la casa e, incluso, (aunque muchos no me lo vayan a creer) lavé algo de ropa que tenía por ahí.
Tras un pacífico almuerzo mirando Friends, llegó Adrián. Miramos una película abrazados en el sillón con la lluvia de fondo y después tomamos un café con magdalenas. Tuve un día técnicamente perfecto y planeo terminarlo tan maravillosamente como pueda (en éste momento se me ocurre meterme en la cama y leer hasta quedarme dormida).
Tengo toda una semana solita por delante y pienso sacarle el mayor provecho posible. Mañana quizás vaya a tirar algún que otro currículum más por ahí, pero fuera de eso estoy pensando en dedicar mi tiempo libre y a solas para terminar un fic que estoy escribiendo, al que sólo le resta el capítulo final que me anda fastidiando un poco.
Otra vez estoy demasiado dormida para escribir algo coherente. Creo que llegó la hora de dejarme caer en la cama de mi madre (obviamente estoy aprovechando una cama de más proporciones ahora que la tengo toda para mí) y buscar ese libro. Y mañana será otro día.
L.
domingo, 21 de marzo de 2010
. On my own .
Posted by L. at 11:34 p. m.
Labels: dormir, independencia, perros, vacaciones
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